Los trastornos alimentarios pueden afectar a hombres y mujeres por igual. Aparecen cuando se suceden preocupaciones obsesivas por temas relacionados con el peso y la alimentación que conducen a la pérdida de salud. Drunkorexia, Ebriorexia o Alcohorexia, ¿cuáles son las causas, síntomas y cómo prevenirla?
Todos estos términos se refieren al repudio de la comida para equilibrar las calorías ingeridas por el alcohol. Las personas que lo padecen prefieren restringir su dieta durante el día para beber por la noche. De esa manera mantienen a raya el consumo de calorías.
Causas de la alcohorexia
La alcohorexia, drunkorexia o ebriorexia, cualquiera de estos términos se refiere a un trastorno alimenticio relacionado con el objetivo marcado por la persona que lo sufre. La idea es comer poco durante el día para poder consumir alcohol durante la noche. De esa manera no se aumenta el número de calorías y se evita ganar peso.
Este tipo de trastorno no tiene que estar asociado necesariamente al hecho de verse obesa o querer perder peso. Sin embargo, la meta es llevar una alimentación muy poco recomendable para ingerir alcohol. Esta práctica suele darse en jóvenes adolescentes, un grupo más vulnerable, y suele afectar más a mujeres que a hombres.
La alcohorexia está asociada a varios peligros. Por un lado está el trastorno alimenticio y por el otro la dependencia al alcohol. Incluso puede llevar al consumo de cocaína para reducir el apetito y otras sustancias como anfetaminas o laxantes.
Según lo que comentábamos antes, este trastorno a veces sí puede estar asociado con la anorexia. La persona que lo padece tiene miedo de aumentar de peso y se obsesiona hasta el punto de dejar de lado la comida para controlar su peso. La intención es ahorrar calorías para poder aumentar la ingesta de alcohol. Estas personas pueden verse gordas, aunque de hecho estén muy delgadas, de ahí la similitud con la anorexia.
Síntomas de la ebriorexia
A la hora de identificar a una persona que sufre ebriorexia, hay que tener en cuenta ciertos síntomas asociados con este trastorno alimenticio:
- Hábitos alimentarios poco saludables y nada equilibrados.
- Miedo a engordar a pesar de su delgadez.
- Evitar comer para consumir alcohol.
- Desnutrición. Pérdida de minerales, vitaminas y proteínas.
- Enfermedades del hígado por el abuso de alcohol: cirrosis, hepatomegalia o hígado graso.
- Caída de pelo
- Cambios en el estado de ánimo y en la conducta.
- Síntomas de depresión.
- Tener mucha hambre durante el día.
- Caries dental. Con el estómago vacío, la persona se emborracha con facilidad y puede terminar vomitando. Si esto se prolonga con el tiempo, los ácidos del estómago llegan a la boca, dañando los dientes.
Además de estos síntomas, la persona afectada presentará otros distintos por su abuso al alcohol:
- Respiración irregular.
- Confusión, en ocasiones extrema.
- Incapacidad para poder despertarse.
- Vómitos y diarrea.
Algunas personas pueden padecer ebriorexia sin tener realmente un trastorno de la alimentación. Y es que, al consumir grandes cantidades de alcohol, se priva al cuerpo de las calorías necesarias. Eso tiene consecuencias negativas en la salud repercutiendo en el estado físico, emocional y mental de la persona:
- Cuando se consume alcohol con el estómago vacío, el organismo es incapaz de procesar y absorber el alcohol como debería. El resultado puede ser una intoxicación por alcohol.
- Reducir los nutrientes que el cuerpo necesita por consumir alcohol pone en riesgo la vida.
- En ocasiones, estas personas no pueden evitar sentirse hambrientos. No pueden controlar los impulsos y se dan auténticos atracones. Ahora bien, a la hora de eliminar esas calorías llevan a cabo malas conductas, como vomitar. Así es como empezarán a desarrollar un trastorno relacionado con la alimentación.
Prevenir la drunkorexia
El problema es más que evidente, por un lado, tenemos un trastorno alimentario, y por el otro, la adicción al alcohol o la necesidad de ingerirlo por aceptación social. Las mujeres son quienes más lo sufren, cuyos hígados pueden terminar muy deteriorados.
El tratamiento de este trastorno precisa la ayuda de un nutricionista y un profesional en salud mental. Debemos conseguir que la persona afectada lleve una alimentación saludable y que acabe con la adicción que está llevando las riendas de su vida.
En realidad, estamos hablando de una enfermedad no demasiado conocida, pero que puede tener algunos efectos sobre la salud muy graves: caída del cabello, aislamiento social, problemas dentales o molestias gastrointestinales, por mencionar algunos.
Su prevención, por lo tanto, resulta fundamental para no llegar a esas consecuencias de las que hablamos. De esa forma, podemos hablar de tres fases por las que pasa la persona que lo padece:
- La prevención primaria es la primera fase. En este momento, la persona aún se encuentra sana, pero ya muestra signos de que padece el trastorno. De seguir así es posible que enferme, por lo que hay que hacerle saber cuáles serán las consecuencias de sus decisiones. La mejor manera de evitarlo es mostrar hábitos alimenticios adecuados y enseñarle a no dejarse llevar por los iconos sociales.
- En la prevención secundaria es necesario obtener el apoyo de las personas más importantes de su vida para que estén pendientes. No hay que agobiar para no empeorar la situación, pero también hay que hacer un esfuerzo para hacerle ver que debe tomar otro camino y que el consumo de alcohol no está justificado bajo ningún concepto. Los amigos pueden ser de gran ayuda en la prevención secundaria.
- En la prevención terciaria, la drunkorexia ha avanzado mucho y la persona debe ser tratada e incluso en algunos casos hospitalizada. En este caso es necesario recibir tratamiento multidisciplinar a diario, incluso tras la recuperación, para asegurarnos de que no vuelva a pasar en el futuro.